LA NECESIDAD DE LAS CIENCIAS FORENSES EN LA VIDA ACTUAL
Qué tan cierto es que un gran número de delincuentes son puestos en libertad por “errores en la investigación”? ¿Es por ello que ha aumentado la frecuencia e intensidad con la que se comenten los crímenes? ¿Qué tan complicado es corregir dichos errores y de qué depende?
En la actualidad se inician poco más de cien carpetas de investigación diarias solo en la zona centro del Estado de México, de las cuales al menos la mitad requieren el dictamen de un perito experto en la materia para llevar a cabo la debida investigación de los hechos presuntamente delictivos, siendo por ello que cada vez encontramos más universidades que ofrecen carreras relacionadas con las ciencias forenses, ante la constante necesidad de los agentes investigadores por comprender la mente de una presunto delincuente que comete algún tipo de crimen, así como por conocer sus motivaciones y resolver las investigaciones ministeriales derivadas de su conducta antijurídica. Máxime que en la sociedad en general cada vez es más común y frecuente enterarse de asuntos en los que se requieren la aplicación de las ciencias forenses, por medio de los medios masivos de comunicación como lo es la televisión a través de los programas dirigidos a resolver crímenes, tales como “LA LEY Y EL ORDEN”, “CRIMINAL MINDS”, “CSI”, ofreciéndonos una gama más amplia de opciones definidas por ellos como “entretenimiento” para quienes gustan de este tipo de información, misma que en muchas ocasiones es manejada por dichos “programas de entrenamiento” de forma errónea y alejada de la realidad, confundiendo al público en general al mal informarlo, imperando así la necesidad por consolidar en las universidades y academias forenses el estudio de estos temas de forma metódica, sistemática y real.
Haciendo hincapié en lo
anterior, toda vez que una buena parte de los delitos cometidos en el
Estado de México, son perpetrados por los activos del delito de forma
precipitada y bajo una esfera poco controlada, por lo que al cometerlos
dejan indicios de su conducta punible en la escena del crimen, creando
así un efecto de correspondencia sobre lo que dejan y lo que se llevan,
de tal suerte que se pueda definir una mecánica de hechos que contribuya
en buena medida a esclarecer los eventos delictivos. Sin embargo, el
problema que enfrenta hoy en día la procuración de justicia radica en la
inexacta aplicación de los métodos de preservación, fijación y
recolección de los indicios por parte de los encargados de la
investigación, ya sean policías, ministerio público o peritos, después
de la comisión de los delitos que dificulta en gran parte la posibilidad
de establecer una correcta mecánica de hechos que facilite el
esclarecimiento de los hechos y la persecución, captura y procesamiento
de los responsables de esas conductas delictivas.
Problema del órgano persecutor
de los delitos que ataña directamente la administración de justicia en
el estado, ya que al integrar de forma incorrecta las investigaciones
realizadas por la representación social facilitan la liberación de los
responsables del delito, toda vez que debido a las reformas penales del
año dos mil diez, se dejo atrás el principio inquisidor de la
legislación penal que apunta la responsabilidad de cualquier inculpado
hasta la comprobación de su inocencia, dejando en su lugar un principio
de inocencia atribuyéndole la carga de la prueba de su culpabilidad a la
representación social (ministerio público), obligando de esa forma a su
acusador a entablar y comprobar la imputación realizada mediante la
debida concatenación de los indicios encontrados en la escena del
crimen, así como con los demás medios convictivos idóneos que acrediten
fehacientemente la participación material del activo en el delito;
circunstancia que en muchas de las ocasiones no sucede de esa forma por
diversos factores, entre ellos como ya he mencionado por la inexacta
preservación, fijación y recolección de los indicios dejados en una
escena del crimen, consecuencia de la falta de preparación de los
encargados de la investigación y la correcta designación de funciones de
cada miembro de dicha investigación, es decir, el protocolo de una
investigación no puede depender de una persona como actualmente sucede,
ya que cada quien es experto en su materia, por ejemplo un abogado como
lo es el ministerio público no tiene los conocimientos necesarios,
empero de tener esa facultad, para preservar una escena del crimen o la
protección de los hallazgos de la investigación, así también la mala
preservación de la escena por parte de los agencias policiacas quienes
generalmente son los primeros en llegar a la misma, provoca un tremendo
daño a la investigación evento que sucede por la falta de capacitación
debida a los elementos de dichas corporaciones, así mismo no es lo más
conveniente que los peritos en la materia encargados del embalaje de los
indicios hallados en la escena del crimen, entreguen su protección y
manejo a un agente ministerial, quien cabe mencionar no tiene los
conocimientos técnicos para ello; circunstancias todas que suceden
durante la investigación de un hecho punible y que entorpecen el
resultado esperado por cualquier víctima de un ilícito: condenar y
castigar a los culpables.
Por lo que es necesario, que
cada vez sea mayor el interés por conocer este tipo de información,
siendo gracias a ello que ha aumentado el número de academias que
ofrecen carreras relacionadas a las ciencias forenses, ya que todavía la
investigación que se tiene en México sobre el modus operandi,
motivaciones, escenas de crimen y delincuentes es muy poca, siendo de
los países en donde menos investigación se ha hecho en este sentido. La
ciencia forense es como tal, la aplicación de las ciencias naturales a
la ley, utilizando ciencias fácticas como la física, la química, la
biología y otros principios científicos para esclarecer hechos
delictivos, permitiendo así se apliquen de forma correcta las medidas
coercitivas que contempla la ley a los infractores del orden jurídico de
cualquier sociedad.
En ese orden de ideas, es
importante mencionar que se ha observado un incremento en la violencia
con que se cometen los crímenes actualmente, así como se observa que
existen una gran cantidad de trastorno antisocial en las sociedad
actuales, incluyendo a nuestra propia sociedad donde estamos
acostumbrados a trasgredir las leyes diariamente, y donde se ha
normalizado esta trasgresión a tal punto que la gente no se escandaliza
cuando escuchamos las cifras de corrupción en el Estado de México, o del
consumo de drogas legales entre los jóvenes que son causa en muchas
ocasiones de múltiples delitos. Cabe destacarse que entre los que
trabajamos como auxiliares en el sistema de justicia legal, hemos
observado que una gran cantidad de delitos se cometen bajo la influencia
de alcohol y drogas, sabiendo que los programas de prevención no han
sido plenamente efectivos para disminuir el consumo de dichas
sustancias.
Así mismo, observamos un mínimo
interés por conservar la salud mental en los jóvenes y adultos,
existiendo un ascenso de trastornos psicológicos que escuchamos cada vez
con más frecuencia tales como el bullyng, el mobing, el trastorno de
falta de atención e hiperactividad, el SAP (síndrome de alienación
parental). Y ¿Qué son dichos trastornos? El producto de una sociedad con
mayor estrés y violencia, una sociedad que no mantiene con control en
sus impulsos cuando requieren una fuente de desahogo frente a los
problemas cotidianos.
Ahora bien ¿Cuál es la
importancia de que existan profesionales con mayor conocimientos en las
ciencias forenses? Que podremos hacer frente a las demandas de la
justicia actual, que con sus nuevas reformas exige tener una mayor
preparación para preservar escenas de crímenes y con ello tener una
mayor facilidad para reconstruir los hechos de los mismos, así como
poder conocer a partir de una víctima y de la misma escena, a qué clase
de delincuente nos estamos enfrentando y realizar investigaciones de
mayor profundidad sobre la peligrosidad de un delincuente y su riesgo
social.
A últimas fechas se han
realizado nuevos estudios científicos con respecto a la influencia que
tiene sobre el individuo, el crecer en condiciones psicopatológicas, que
incluso cuando no hay precedentes de tipo biológico, pueden ser
determinantes para que una persona inicie su vida delincuencial, y la
grave dad de dicha situación dependerá de la cantidad de personas
significativas que hayan dado al mismo, un sentido de pertenencia a su
entorno, así como de vínculos emocionales positivos, y límites para
establecer sus normas y valores sociales.
¿Y entonces cuál es la
responsabilidad que tenemos como sociedad para con estos individuos y en
la prevención de tener una sociedad con menores valores morales y con
más tendencias psicopáticas? Nuestra labor inicial se encuentra en los
hogares, siendo las figuras parentales los precursores de los vínculos
psicoafectivos que los menores tendrán para con su entorno, sabiendo que
donde existan familias donde haya un clima de violencia familiar,
posiblemente desarrollaran individuos anómalos que tendrán la misma
tendencia en su futura familia, si es que llegan a componerla, ya que en
los peores casos cuando dicho individuo no logra tampoco un desarrollo
escolar y social con mayores elementos, que le lleven a un bienestar
psico-emocional, habrá una mayor tendencia a que este experimente una
necesidad de crear un ambiente patológico que le permita tener todo
aquello que no pudo lograr como cualquier otro individuo.